El Gobierno frena las sueltas masivas del enemigo natural del ‘cotonet’ de Sudáfrica

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El Gobierno frena las sueltas masivas del enemigo natural del ‘cotonet’ de Sudáfrica

La plaga causa graves pérdidas en todas las zonas citrícolas por la falta de plaguicidas eficaces y la ausencia del depredador anunciado.

Como se viene temiendo desde hace meses, un importante desastre está en ciernes en la citricultura valenciana. La plaga del ‘cotonet de Sudáfrica’ se ha extendido por todas las zonas productoras y los citricultores no cuentan con medios de lucha para combatirla. El Ministerio de Agricultura consintió que se cumpliera la eliminación de los insecticidas que eran eficaces (clorpirifos y metil clorpirifos) sin pedir a la UE la prórroga que podía, como lo ha hecho, y logrado, Italia. La Conselleria de Agricultura tampoco batalló por el asunto como era su obligación, confiada en que bastaría con poner en liza medios de lucha biológica, Sin embargo, las trampas con feromonas tardarán años en ser de uso común y con una eficacia generalizada, y el parasitoide prometido, que se ha traído de Sudáfrica, el ‘Anagyrus aberiae’, apenas ha salido de la fase de experimentación. Se cría con éxito y funciona eficazmente en las pruebas realizadas en laboratorio y en campos de la Vall d’Uixó, pero el propio Ministerio de Agricultura está frenando las sueltas masivas de este enemigo natural, con el argumento de que hay que velar por el equilibrio de la biodiversidad.

La indignación es generalizada en el sector citrícola, porque los agricultores, conforme comprueban el alcance de los daños que tienen en sus huertos, van adquiriendo conciencia de la envergadura del problema y de la ausencia de remedios. El ‘cotonet’ sudafricano está esparciéndose por todas partes, e infinidad de citricultores descubren cada día que tienen altos porcentajes de su cosecha estropeada, nada más cuajar las pequeñas naranjas o mandarinas. Por todos lados se muestran los frutos deformes por la acción del insecto. Frutos que ya no tendrán valor comercial; seguramente los compradores rehuirán los campos donde vean presencia de fruta con estos efectos, por si acaso resultan demasiados destríos al adquirir la cosecha.

El problema se hace aún mayor cuando los afectados preguntan en las cooperativas y almacenes de fitosanitarios y se encuentran con la desagradable sorpresa de que no hay insecticidas que eliminen el parásito. Los que funcionaban ya no se pueden emplear. En Italia sí. En países de fuera de la UE también. En España no. Y los que ha venido recomendando la Conselleria de Agricultura se ha demostrado que no resultan frente a esta plaga y encima eliminan depredadores de otras, que entonces de multiplican. Un desastre en toda regla y con múltiples vertientes.

Los citricultores culpan del desastre a altos cargos del Ministerio de Agricultura y piden compensaciones económicas por los daños

Como la propaganda oficial se ha ocupado de difundir que todo quedaría solucionado con el empleo de medios de lucha biológicos, los agricultores preguntan por lo que hay de verdad en ello, cueste lo que cueste, con tal de salvar la cosecha y de no verse en la impotencia de regar y abonar lo que se sabe de antemano que no va a poder venderse. Pero entonces se encuentran con la segunda parte de las sorpresas desagradables: todo está en pruebas, pasará tiempo antes de que haya algo de verdad. Las cosas de palacio van despacio.

El enfado es tremendo en el sector y se suceden los exabruptos por lo que ocurre en todo esto del nuevo ‘cotonet’. La gente afectada no quiere ni oír hablar de Sudáfrica, de donde vino la plaga, donde sí que pueden combatirla con los productos que aquí se prohiben. Y luego, su naranja tratada con lo prohibido aquí se vende y consume en Europa como si tal cosa. Demasiado larga la cadena de agravios

Las organizaciones agrarias empiezan a pedir responsabilidades en altas esferas de la Administración. No se libra ningún estamento, ni en el plano estatal ni en el autonómico, ni en lo político ni en los escalones técnicos que se han ‘lucido’ con recomendaciones aventuradas y silencios cómplices. Pero hay una coincidencia general en culpar sobre todo al director general de Sanidad de la Producción Agraria del ministerio, Valentín Almansa, a quien señalan como gran responsable último de este desaguisado que, según AVA-Asaja, ya ha estropeado 380 millones de kilos de naranjas y mandarinas, por un importe no inferior a 113 millones de euros y exige compensaciones.

Por otro lado, la Federación Nacional de Asociaciones Independientes (FNAI) también reclama medidas oficiales para «paliar esta ruina» que se debe sin duda a la concatenación de malas decisiones de la Administración. FNAI engloba a agricultores de toda España escindidos de otras formaciones y en la Comunitat Valenciana tiene mucha presencia a través de las asociaciones agrarias locales de Nules, Vila-real, Vilavella, Moncofa y otras poblaciones de La Plana. Ha dirigido a la consellera Mireia Mollà un extenso informe de todo lo ocurrido en los últimos meses, de cómo se ha hecho caso omiso a los agricultores y del alcance del problema. Anuncian protestas, estudian hasta demandas y señalan sobre todo como máximo responsable al director general Valentín Almansa, por negarse a prorrogar los pesticidas y frenar la suelta del ‘Anagyrus’.

Fuente: Las Povincias