«En esta cadena todos ganan menos el agricultor». Una afirmación que repiten muchos agricultores al ver como los precios de la naranja en el campo se desploman mientras en las tiendas se mantienen y todos los intermediarios obtienen beneficios.
El sector cítricola se hunde ante la indignación de los labradores que critican la falta de soluciones por parte de la administración. Un sector clave en la economía de comarcas como la Ribera, la Safor o la Marina que está viviendo este año una de las campañas más duras.
A la caída de precios continua se suman los daños por los temporales de 2018 y las amenazas externas como las naranjas de Sudáfrica. Todo esto en un sector tradicional que subsiste bajo mínimos y en la mayoría de casos a costa del trabajo casi gratuito de los agricultores.
Esto hace que muchos propietarios opten por que la naranja siga en el árbol. En concreto, el 95% de las parcelas de cultivo de cítricos en la Saforse encuentra en esta situación, como describió Vicent Faro, miembro de la directiva de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA). El dirigente del colectivo apunta que el sector «atraviesa quizá el peor momento que se recuerda». «Los propietarios ven más factible abandonar la naranja en el árbol antes de que alguien se la lleve sin saber a cuánto la va a pagar o cuándo va a cobrar algo, si es que le llega algo de dinero del proceso final», lamenta.
Para Faro, es el resultado de años de «dejadez» por parte de las administraciones hacía el campo valenciano, que «siempre ha sufrido, pero todo el mundo ha mirado para otro lado».
En la Ribera las naranjas sí se cogen pese a los daños por el pedrisco pero se están vendiendo a precios irrisorios que hunden aún más a los agricultores. «La están cogiendo toda pero regalada. Esto no se entiende, dicen que no la quieren a un precio mínimo para atemorizar a los agricultores pero se la llevan toda prácticamente por nada para la industria», explica el vicepresidente de AVA, Bernardo Ferrer.
Esta situación ha supuesto que si la variedad navelina se vendía el año pasado a unos 25 céntimos el kilo este año se está pagando a 10 céntimos. Una importante reducción que no se nota en las tiendas donde se mantienen los mismos precios que en años anteriores.
«Te exigen mucho, trabajar 24 horas, somos esclavos del campo y para nada, porque nadie tiene interés en arreglarlo», critica Enrique Montalvá, agricultor de Alzira.
Los temporales que afectaron a la Ribera el pasado verano han puesto la puntilla a un sector que ya estaba muy tocado. «Se tenía que haber retirado la naranja pequeña para no saturar el mercado porque ahora ni se paga la buena ni la otra», apunta el representante de AVA en la Ribera.
Situación similar viven los agricultores de la Marina donde los precios «están por los suelos, la arroba de la variedad okitsu llegaba a pagarse hasta a seis euros, ahora tienes suerte si te la pagan a 2,5 euros, a veces no llegan a comprarte la naranja».
La alternativa, aseguran, pasa por arrancar los árboles con variedades con un valor de mercado muy bajo, «hay que buscar las que se están pagando a buenos precios». Una decisión difícil porque algunas variedades cuentan con canon de cultivo por lo que los agricultores optan por abandonar los cítricos y pasarse al cultivo de aguacates o caquis.
Fuente: Las Provincias.